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A pesar de la distancia, hoy podemos afirmar que estamos más unidos que nunca. Tras obtener el vínculo exclusivo de la Universidad de Tel Aviv en Chile, Jennyfer Salvo se ha dedicado a potenciar los lazos a través del desarrollo de diversos proyectos tecnológicos.

Su amplia trayectoria laboral, posiciona a Jenny como una mujer emprendedora e innovadora de nuestra Comunidad. Hoy es la cara visible de la TAU (Tel Aviv University) en nuestro país y América Latina, abriendo así grandes oportunidades de negocio y de consultorías en diversos temas como ciberseguridad, Fintech y análisis de futuro para empresas multinacionales, etc.

Tuvimos el privilegio de conversar con Jenny y conocerla un poco más.

¿Quién es Jennyfer Salvo?

– Mujer, judía, chilena, mamá, amiga, eminentemente periodista, emprendedora, curiosa, impaciente, gozadora. Y un montón de cosas más, que son resultado de la vida y la gente que se ha cruzado en mi camino.

Partí mi carrera como reportera, y creo que la curiosidad esencial de esa profesión es la que me ha llevado a profundizar en mis propias inquietudes: cómo adaptarse a los cambios, cómo se mueve el mundo, qué nos trae la tecnología. He viajado mucho (conozco más de 60 países) y he tenido el privilegio de conversar con personajes extraordinarios como Shimón Peres, Mario Vargas Llosa, Michail Gorvachov, Jenny Shipley (ex PM de Nueva Zelandia), Al Gore, al número 2 de Microsoft, al inversionista clave de Twitter, entre muchos otros…

Al final siempre vuelvo a la pregunta ¿Cómo aportar al desarrollo de Chile, a la construcción de una sociedad que refleje los valores en los que fui educada?

Tienes una gran y diversa trayectoria laboral pasando de periodista en El Mercurio y TVN, a agregada de prensa y cultura en la Embajada de Chile en Perú, directora de la Fundación Imagen de Chile, subdirectora de ProChile, entre otros cargos ¿Actualmente a qué te dedicas?

– Me privaticé hace unos años. Dirijo mi consultora Softpower Connections que promueve y facilita el comercio exterior. Apoyamos principalmente a empresas y organismos públicos de América Latina, Estados Unidos e Israel; también buscamos soluciones tecnológicas para empresas y organizaciones, usando a Israel como fuente de recursos. Y desde hace un año, representamos a la Universidad de Tel Aviv en Chile, Perú, México, Costa Rica y Panamá.

Durante la pandemia creamos una nueva empresa de representación de tecnologías, 4-Techs, con la cual importamos tecnologías israelíes de frontera. Me tiene muy orgullosa estar trayendo a la región un restaurador de ambientes, que usando productos 100% naturales elimina virus, bacterias, ácaros, moho y el COVID-19, potenciando al mismo tiempo el sistema inmunológico humano. Bloomberg News lo destacó en diciembre pasado, afirmando que se trata de un cambio de paradigma que revolucionará la salud ambiental.

También estamos trayendo baterías para hidrógeno verde y con dos empresas importantes de Israel en ciberseguridad e inteligencia, entre otras.

En cuanto a tu trabajo como vínculo exclusivo de la Universidad de Tel Aviv en Chile ¿Cómo se logra semejante desafío?

– En 2019 viajé a Israel buscando alianzas para solucionar problemáticas de mis clientes. Mi foco era Foodtech, pero armé una agenda intensa, estrujé Israel, me volví a encantar con su energía.

Israel me parecía el lugar natural para conectar con Chile. Ambos somos países medianos, distante de las potencias, obligados a mirar al mundo para desarrollarse. En esas múltiples y valiosas conversaciones se armó la alianza con TAU.

¿En qué consiste este cargo?

– Permíteme describir primero qué es la Tel Aviv University. Es la número 8 en el mundo en innovación y emprendimiento, la única no norteamericana en el top ten, además de ser líder mundial en creación de patentes.

Tiene la tasa más alta de egresados que han creado unicornios (empresas valorizadas en más de mil millones de dólares). De la TAU sale el 25% de todos los startups de Israel.

En un principio teníamos que promover la educación ejecutiva, fomentar que estudiantes y profesionales latinoamericanos tomaran cursos presenciales, pero el COVID-19 cambió el panorama y tuvimos que reconvertirnos. Hay tanta inteligencia reunida en esa universidad que su oferta ha llenado un vacío. Las misiones temáticas agendadas para el 2020 se convirtieron en experiencias online y comenzamos a ofrecer, además, sesiones de trabajo interactivo online y asesorías en temas como adecuación a las tecnologías 4.0; ciberseguridad y Fintech; programas de aceleración para emprendimientos con base tecnológica, análisis de escenarios futuros y hasta empoderamiento femenino en tecnología e innovación.

Poca gente sabe que la mayoría de los profesores de la TAU tienen experiencias exitosas como emprendedores, desarrollando negocios, conectando academia y mercado. Esa combinación es extremadamente útil para traspasar conocimientos y hacerlos exponencialmente valiosos para nuestros clientes.

Realizaste una alianza entre la Cámara Chilena de la Construcción y la Universidad de Tel Aviv, ¿Qué oportunidades le brinda a Chile esta unión?

– Hemos ido construyendo relaciones de colaboración con empresas, asociaciones y también universidades en toda la región. Israel tiene mucho que ofrecer para ayudarnos a acelerar nuestro ritmo de crecimiento y favorecer el ecosistema de innovación y emprendimiento. Y creo que nuestra labor, está ayudando a que en Israel vean Latinoamérica con más detalle.

Los últimos tiempos nos han dejado muchas lecciones, entre ellas: la desaparición de las súper potencias como rectoras del mundo, la necesidad de fortalecer la capacidad propia de proveerse lo indispensable, lo fundamental de gobernar de la mano de la ciencia. Habitamos en un cierto caos global donde hay que construir valor de maneras más creativas y menos lineales.

Israel es un líder de la adaptación, de la investigación, de la creación de conocimiento. Chile tiene mucho que recibir. Y también tiene mucho estímulo que dar, porque ya es hora de que allá miren con interés las oportunidades que ofrecen sectores como la minería, la acuicultura, donde Chile es líder mundial.

Experta en lo que respecta al comercio exterior, dictas talleres de Marketing Tecnológico y comunicación efectiva. Diriges la revista OF, eres becaria de la Fundación Thompson Reuters, mentora de StartUp Chile y de Comunidad Mujer, entre muchos otros cargos. Más de una bobe estaría orgullosa de una nieta así… ¿Cómo te sientes tú al respecto con esta enorme trayectoria profesional?

– Dicho así suena fuerte. Creo que he sido afortunada de haber podido desarrollar tantas facetas, pero he trabajado duro para lograrlo. Mi bobe, una mujer muy inteligente y educada llegó a Chile a los 19 años. Hablaba seis idiomas y leía sin descanso. Siempre me decía: lo que tengas en la cabeza nadie te lo podrá quitar. He honrado su memoria y los esfuerzos de mis padres por darme la mejor educación posible y eso mismo les he inculcado a mis hijos. Que estudien, que aprendan, que se nutran y sigan lo que los haga felices. Uno siempre hace bien lo que ama. Creo que saben que cuentan conmigo para apoyarlos en el camino que elijan.

Eres CEO de Softpower Connections, empresa que busca promover el desarrollo e internacionalización de negocios. Tras la pandemia y la crisis mundial ¿Cómo ves las oportunidades de negocio para chilenos en el exterior?

– Creo que el mundo está adoptando velozmente tecnologías que habrían tardado décadas. Hay cambios en los hábitos de consumo que transformarán las ciudades y nuestras relaciones.

La última vez que estuve en Israel vi una impresora 3D imprimiendo un trozo de carne de vacuno, con la misma textura y sabor que uno comprado en el supermercado. A partir de tejido creado en laboratorio (como los tejidos humanos para implantes). Sus creadores están convencidos de que en cinco años dejaremos de tener vacas pastando.

La ganadería será reemplazada por edificios completos imprimiendo proteína animal. Estoy convencida de que hay infinitas oportunidades, si agregamos innovación y tecnología a lo que ya sabemos hacer.

Una mujer sin fronteras

“La inequidad de género me moviliza, por eso he trabajado en proyectos para disminuir las brechas”, confiesa Jenny. En su paso por ProChile, diseñó el primer programa para aumentar la participación de mujeres en comercio exterior y como miembro del board del Hub Apta, promovió la participación de mujeres en proyectos de innovación y emprendimiento. A su vez, realiza pro-bono mentorías para Comunidad Mujer y participa activamente en Vital Voices, fundación creada por Hillary Clinton para el empoderamiento femenino.

Fuiste la primera chilena en ser elegida por Vital Voices, para participar en su programa de empoderamiento para mujeres líderes. Definitivamente eres un referente para muchos emprendedores y líderes… ¿Cuál fue el mejor consejo que crees que te dieron para llegar hasta aquí?

– Trabajo duro, construcción de redes, curiosidad y muchos, pero muchos mentores en el camino.

¿Quién ha sido alguno de ellos?

– Muchos: hombres y mujeres, que han alumbrado distintas etapas. También algunos angelitos.

¿Cómo ha sido tu participación en esta organización Vital Voices?

– Fui alumna en dos de sus programas: mujeres en política pública y luego en el de emprendimiento. Tuve el privilegio de viajar con ellas, de estudiar un periodo en la Escuela de Gobier-no de Harvard y de tener como mentoras a las ex Primeras Ministras de Canadá, NZ, Australia y Perú. Mantengo estrecho contacto con la red de fellows de Vital Voices. Es una manera de saber de primera mano lo que pasa en el mundo y de aprender estrategias para mejor la situación de las mujeres en mi país y de entre garle a mis hijos una sociedad más igualitaria.

Soy feminista y estoy convencida de que hombres y mujeres somos prisioneros de un sistema que impone roles y estereotipos que solo estrechan nuestro horizonte.

¿Cómo podemos seguir potenciando el impacto laboral de las mujeres en estas áreas que antes eran vistas como exclusivas del género masculino?

– Creo que hay que eliminar del vocabulario la pregunta: ¿qué se siente trabajando/destacando en un sector eminentemente masculino? Mujeres y hombres pueden triunfar en cualquier actividad.

Mientras llegamos a eso, hay que persistir en evidenciar las brechas y la pérdida que significa no incorporar la diversidad en la toma de decisiones. La equidad no es solo un tema ético, es económico, es de innovación… somos más pobres cuando dejamos fuera a las mujeres.

También creo que hay que fomentar la sororidad entre mujeres. Fuimos educadas para repartirnos un pedazo de la torta, porque el resto era de los hombres. Estoy convencida de que no tenemos que pelear un trozo y que ayudarnos es clave. Cuando las mujeres enfrentamos los problemas entendiendo que nuestras acciones le abren camino a las que nos siguen, estaremos corriendo la cerca, rompiendo el “techo de cristal”. Confío, además, en que nuestros hijos tienen una sabiduría nueva para mejorar el mundo.

¿De qué manera ha influenciado el judaísmo en tu carrera?

Ser judía ha marcado mi visión: la tzedaká, el concepto de justicia, el respeto a la diversidad, la sensibilidad ante las minorías.

– Y bueno, mirando a Israel. ¿Cómo se construye un vergel desde un pantano?, ¿Cómo se desarrolla conocimiento de frontera en escenarios de conflicto?

Todo eso me ha llevado conectar Chile e Israel con un hilo potente, de mutuo beneficio. Me enorgullece aportar un granito de arena a romper prejuicios y a acercar realidades tan distantes.

¿Cuáles son los desafíos que te planteas conquistar este 2021?

– En lo profesional, consolidar 4-techs, avanzar en la penetración de TAU en América Latina y seguir fortaleciendo Softpower. En mis inquietudes más sociales, sostener la lucha por la equidad de género y ser parte del debate sobre el futuro de Chile. Por eso, apoyo algunas candidaturas políticas de gente capaz, inteligente, con visión. Tenemos que construir desde el debate respetuoso de ideas y no desde la descalificación.

En lo más íntimo, seguir alimentando mi circulo de afectos, tarea clave para sostener cualquier camino. Retomar la actividad física, tan maltratada en esta pandemia. Quiero reírme más, bailar más, volver a viajar lo antes posible y acompañar a mis hijos mientras despliegan sus alas.